
“No podemos vivir el atardecer de la vida con el mismo
programa que la mañana, pues lo que en
la mañana era mucho, en el atardecer será poco, y lo que en la mañana era verdadero,
en la tarde será falso.”
Desde tiempos remotos el hombre ha tenido esa fascinación
por el conocimiento y la investigación, desde la ciencia hasta los más
escondidos misterios han atrapado el interés de la humanidad.
En esta etapa de transición que estamos viviendo, se nos
presenta el mayor reto que hayamos imaginado:
El conocimiento de
nuestro interior
Tomando en cuenta que estamos acostumbrados a vernos con los
ojos de los demás, es decir, creamos nuestra imagen a partir de los comentarios
de la gente, como nos ven, que piensan de nosotros, etc. Pero pocas veces vemos
más allá de lo superficial. ¿Cuál es el poder real de la mente? ¿Cuál es el
camino del alma? ¿Podemos alterar nuestra biología por medio de los
pensamientos? ¿Es verdad que las enfermedades manifiestan desequilibrios en
nuestros pensamientos y emociones?
De manera general y a grandes rasgos te respondo estas preguntas:
Nuestra mente tiene el poder de materializar TODOS nuestros
pensamientos, somos lo que pensamos y vivimos los sucesos en los que creemos.
El 99.9% de las enfermedades son psicosomáticas, es decir, son provocadas por
la acumulación de energía negativa en nuestro cuerpo y esta se manifiesta en
enfermedad. Cada enfermedad tiene un punto de partida diferente, ese punto
resulta ser algo que nos falta por aprender.
Aparece un hombre cantando, caminando por el desierto.
- La paz sea contigo. ¿También vais a la reunión?
- Si claro, allí vamos.
- ¿Dónde tendrá lugar la reunión?
- No lo sé. Y mi abuelo tampoco, pero no hace falta saberlo.
- Entonces, ¿Cómo pensáis llegar?
- Basta con andar, solo andar.
- Y si nos perdemos… ¿qué hacemos?
- Nada porque quien tiene fe nunca se pierde.
Cada uno usa su don más preciado para hacer su camino. En tu
caso es tu voz. Canta hijo mío, y ya verás como el camino aparecerá ante ti.